Dominicanos en el Mundo

El rigor de la investigación sociológica ha permitido seguir los pasos de la diáspora dominicana, esa fila ya infinita de criollos que tomaron un día sus maletas y partieron con los bolsillos únicamente llenos de fe en busca de un futuro promisorio.

Las remesas que llegan cada segundo al país en 2003 representaban el 12% del PIB- dejan ver parte de las estadísticas frías que han procreado tantas partidas a lo largo de una historia de éxodo masivo que se afianzó a partir de la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo y la revolución civil de 1965, en un país económicamente desfallecido.
Según el Censo Poblacional de Estados Unidos del año 2000, son 799,768 los dominicanos que viven en la nación norteamericana, la cual, junto a España y Venezuela concentraron el mayor número de
migrantes dominicanos décadas atrás, aunque Italia, Alemania, Suiza cuentan por miles los compueblanos dominicanos que llegaron y se quedaron para siempre en varias de sus principales urbes.

Las cifras oficiales de los destinos más anhelados por los dominicanos no registran otros números del destierro. Los que acumulan aquellos que murieron en el intento. Apenas se sabe que la Guardia Costera estadounidense ha detenido desde 1982 hasta 2004 a 25,724 dominicanos que intentaron llegar a sus costas en embarcaciones ilegales.
Pero los dominicanos que salieron mantienen con evidencias contundentes el vínculo con la tierra materna. Su afianzamiento, además, en Estados Unidos, donde constituyen la minoría étnica más grande, se pone de manifiesto en estamentos políticos, conquistados en urnas y en academias superiores y librerías. Porque allí, como en el resto del mundo, los dominicanos que salieron para construir un futuro mejor, en muchos casos ya pasan de la zapata y suben niveles al edificio que construyen con trabajo y deseos de progreso.