miércoles, 30 de septiembre de 2009

Cisneros anuncia invertirá US$2,000 millones en proyecto turístico en Miches

El empresario venezolano Gustavo Cisneros anunció hoy la construcción en la República Dominicana de un proyecto turístico sostenible, con una inversión inicial de 485 millones de dólares y otros 1.500 millones a plazo más largo.

El proyecto se construirá en el municipio de Miches, en la provincia oriental de El Seibo, según explicaron Cisneros y su hija, Adriana Cisneros, al intervenir en el encuentro mensual de la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana, al que asistió el presidente del país, Leonel Fernández.

Cisneros dijo que el complejo turístico Tropicalia "propone un desarrollo responsable en la región este de la República Dominicana" e incluye "una exhaustiva estrategia de responsabilidad social empresarial que ya está en marcha".

Adriana Cisneros subrayó que el proyecto "espera posicionarse como uno de los destinos turísticos de más alto nivel del Caribe".

Tropicalia, según la hija del empresario venezolano, tendrá un aporte inicial de 485 millones de dólares en los primeros tres años y 1.500 millones de dólares adicionales hasta los próximos 20 años.

"El resultado final se medirá en la generación de 3.000 empleos a corto plazo, 6.000 al mediano y 14.000 a largo plazo", dijo Adriana Cisneros, quien junto a su padre informó de los proyectos sociales y educativos que realiza la Fundación Cisneros en la República Dominicana.

Agregó que el proyecto turístico "es una movilización de recursos conceptuales, económicos y humanos para contribuir con los Objetivos del Milenio".

En otra parte de su intervención, Gustavo Cisneros lamentó que la sociedad venezolana no haya trabajado junta a lo largos de los años para resolver los problemas que afectan a ese país.

En Venezuela, según el empresario, "seguimos marchando cada quien por su cuenta".

Fuente: http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=217673

sábado, 19 de septiembre de 2009

Un músico criminal al servicio de Trujillo


LECTURAS POR Santiago Estrella Veloz

Es poco lo que se conoce de la infancia de Félix W. Bernardino, nativo de El Seibo, excepto que a principios de 1920 fue uno de los primeros saxofones de la banda de música de Santo Domingo y posteriormente un sicario de Trujillo. En una reconocida publicación dominicana se dijo que la W. de Bernardino significaba Winchester, porque tenía una escopeta de esa marca que utilizaba frecuentemente. Pero no es así. Son pocos los que saben que el nombre completo de Bernardino era Félix Wenceslao Bernardino Evangelista. En 1930 guardó prisión en la fortaleza Ozama por haber dado muerte a un hombre. Estudió Derecho en la prisión, graduándose de abogado en la Universidad de Santo Domingo. Una vez graduado, envió una carta a Trujillo, que ya era Presidente, con elogios a su gobierno por auspiciar un régimen carcelario que permitía a los presos estudiar y lograr una profesión. En lo adelante, Bernardino sirvió como diplomático, político y hacendado, pero especialmente amigo y fiel servidor de Trujillo, a quien llamaba "mi Generalísimo". En sus tareas diplomáticas se vio involucrado en varios crímenes en el exterior-el secuestro en Nueva York el 12 de marzo de 1956 del profesor español Jesús de Galíndez, quien después de ser traído a la República Dominicana y llevado ante Trujillo, jamás apareció; la muerte del periodista Andrés Francisco Requena, autor del libro "Cementerio sin Cruces", contrario a Trujillo, el 2 de octubre de 1952; y en la muerte del líder obrero Mauricio Báez en La Habana, el 8 diciembre de 1950. Ese día, agentes encubiertos al servicio de Trujillo se presentaron en casa número 8 de la calle Cervantes, en el reparto Sevillano en La Habana, secuestraron a Mauricio Báez, y nunca más se le volvió a ver. Bernardino cumplía esa misión en Cuba cuando el hecho se produjo. Los casos de crímenes en los cuales Bernardino se vio envuelto determinaron que varios países latinoamericanos se negaran a aceptarlo en sus respectivos territorios. Tras la muerte de Trujillo, Bernardino fue juzgado en Santo Domingo, acusado de haber dado muerte, entre otros, a Héctor Barón García y a los hermanos Héctor y Pedro Díaz; de la muerte de Demetrio Castro; de causar heridas con lesión permanente a ciudadanos dominicanos y haitianos, en la hacienda que poseía en El Pintado, de El Seibo; de abuso de poder por haber despojado de terrenos a sus legítimos propietarios, de prisión arbitraria y actos de barbarie. El juicio en su contra se inició el 1 de octubre de 1962 y el proceso duró varios años, durante los cuales Bernardino permaneció preso en La Victoria, donde se dice gozaba de privilegios y comodidades. Siempre proclamó su inocencia. El 20 de abril de 1966, es decir cuatro años después de iniciarse el proceso judicial, en el Gobierno Provisional del doctor Héctor García Godoy, el fiscal de la Primera Cámara Penal solicitó el descargo de Bernardino de todas las acusaciones y que fuera solamente sometido a la pena cumplida por incendio voluntario. El 30 de agosto de 1963, a menos de un mes del derrocamiento del Gobierno constitucional de Juan Bosch, el Instituto Agrario Dominicano distribuyó entre 105 campesinos de El Pintado, tierras de Bernardino, que les habían sido confiscadas en 1962 por el Consejo de Estado. Sin embargo, años después Bernardino no solamente recuperó sus tierras, sino que logró un fallo condenatorio contra la empresa azucarera norteamericana Gulf and Western, para que le pagara casi un tercio de un millón de pesos por el supuesto usufructo indebido de sus tierras. Otro fallo judicial revocó el anterior y la Gulf se vio así liberada de efectuar el pago al que había sido condenada. Pero Bernardino, ni siquiera porque su líder Trujillo había desaparecido del escenario político, se vio nuevamente envuelto en un suceso que ocupó las primeras páginas de los periódicos, al ser acusado por el embajador de Haití en la República Dominicana, Clement Vincent, de haber dado muerte y herido a varios de sus compatriotas. La versión que circuló entonces fue la de que varios haitianos que habían terminado sus labores en plantaciones del Consejo Estatal del Azúcar, en lugar de ser repatriados como acordaba su contrato, fueron llevados a la fuerza a la finca de Bernardino. Se dice que Bernardino pagó la suma de diez pesos por cada haitiano. Pero como se negaron a trabajar, de acuerdo a esas versiones, el propio Bernardino les cayó a tiros, lo que dio lugar a que el embajador Vincent se presentara a la casa campestre de Bernardino, con quien discutió acaloradamente. El autor de este libro, enviado a cubrir el incidente para el matutino Listín Diario, recuerda perfectamente la agria disputa verbal entre Bernardino y el diplomático, que por poco degenera en una tragedia pues el esbirro a cada momento se aferraba a la canana de su revólver. Compañeros de Vincent le aconsejaron retirarse, pues "ese hombre es capaz de todo". Terminado el incidente, traté de escuchar la versión de Bernardino, quien me dijo: --Me parece haberle visto en alguna parte. Humm, déjame ver. Oh, ahora recuerdo, fue en el despacho del general (José de Jesús) Morillo López, cuando era jefe de la Policía. En efecto, en 1967, mientras me disponía a entrevistar en su despacho a Morillo López, vi a un hombre con traje negro y lentes oscuros que miraba hacia el estacionamiento de vehículos. Morillo López, tuteándole, le dijo: --Bernardino, te presento al periodista Santiago Estrella Veloz, el patriota. (Morillo López utilizaba ese tipo de bromas posiblemente por mis simpatías con la izquierda, algo que la Policía sabía perfectamente. En este caso era una descripción peligrosa la que hizo de mí, al llamarme burlonamente patriota). Bernardino me extendió su mano y, mientras me escrutaba como si examinara a un insecto, comentó: --Conque patriota, ¿eh? Hice un par de preguntas a Morillo López y salí rápidamente de su despacho, pues entonces tenía una vaga idea de los antecedentes de Bernardino, ahora ante mí después de su discusión con el embajador haitiano. --Sí, fue en el despacho de Morillo López que le conocí. ¿Usted es el patriota, verdad?-repitió Bernardino. Confieso que quedé asombrado ante la capacidad de memoria de Bernardino, quien me invitó a entrar a la sala de su casa, no así a sentarme. En cambio, me señaló varias fotos de Trujillo que colgaban en cuadros cuidadosamente colocados en las paredes. Había también varias fotografías del propio Bernardino montado a caballo, pues no en balde había formado una banda de matones trujillistas llamada "Los Jinetes del Este", que solían participar en desfiles de apoyo a Trujillo. "Ese era mi Generalísimo, un hombre bueno que amaba este país", me repitió varias veces Bernardino. "Este pueblo pendejo no se da cuenta de lo que perdió al morir mi Generalísimo". En un acto de osadía juvenil, le pedí que me dejara pasar a la parte atrás de la vivienda, donde comenzaba la finca, para ver si era cierto que allí había una fosa común donde habrían sido enterrados los haitianos asesinados. Bernardino sonrió con sarcasmo, al tiempo que me decía: --No es bueno que vaya al patio, porque ahí hay mucho lodo, patriota. En realidad, no existía tal lodo, pues en esos días no había llovido en la zona. Esa fue la segunda y última vez que me encontré con Bernardino, un bárbaro de las sombras, que murió en los Estados Unidos el 18 de marzo de 1982. Su hermana Minerva, también abogada y furibunda trujillista, fue embajadora ante las Naciones Unidas. Tuvo el honor de ser una de las pioneras a nivel mundial en la lucha a favor de los derechos humanos y de la mujer. Sus impresionantes logros obtenidos a lo largo de más de medio siglo de trabajo fueron reconocidos en vida por medio de múltiples países y por la misma sede de las Naciones Unidas, donde ella llegó a ocupar cargos importantes de UNICEF y ministra plenipotenciaria de la República Dominicana, entre otros, y donde participó en la firma de importantes acuerdos internacionales. También formó parte de la firma de la Carta de las Naciones Unidas y de la Declaración Universal de los Derechos. Gracias a una iniciativa suya, en los documentos oficiales de las Naciones Unidas se cambió el término de "Derechos del Hombre" por el de "Derechos Humanos", obviamente para incluir a la mujer. Murió en los Estados Unidos en septiembre de 1998. Una Fundación para ayudar a la mujer y a los niños lleva su nombre.

Fuente: http://diariolibre.com/noticias_det.php?id=215327

sábado, 12 de septiembre de 2009

Pedro Santana moribundo

Por: Pablo Clase

Pocos minutos antes de morir, postrado, cara a cara con la “huéspeda invisible y fatal”, el general Pedro Santana contemplaba una escena bélica, una contienda. El espectáculo casual le permitió resumir, en una frase precisa, su visión de los hombres.

Ese día -14 de junio de 1864- en su hogar de El Seibo, en la tranquilidad de su alcoba, y en su lecho de enfermo, estaba meditando sobre las últimas vivencias. Recientemente había sido desconsiderado por el mando militar español, por aquellos mismos que atrajo al país por la anexión a España. Estaba disgustado con sus aliados justamente el hombre que había proclamado su presencia protectora.

Por eso había renunciado a su cargo de capitán general del territorio. Por otro lado, el Gobierno restaurador había ordenado, por consenso, que cualquier jefe de tropas que apresase al “traidor” lo pasara por las armas de modo sumario.

Tremenda encrucijada para Pedro Santana: sus aliados españoles le daban la espalda, y sus rivales compatriotas querían matarlo. Fue entonces cuando, providencialmente, su salud empeoró. Decidió retirarse de las campañas militares, a su hogar de El Seibo.

Puede decirse que la enfermedad lo libró de morir fusilado. Postrado, ahora, en cama, débil, reflexionaba sobre esta terrible paradoja de su vida.

Su hora postrera había llegado aparentemente con todo el mundo en su contra. En un momento, el moribundo Santana se incorporó y miró a través de la ventana de su alcoba.

Ante su vista, en el patio, dos gallos peleaban ferozmente. Sus labios forjaron una pícara sonrisa y su última frase, a flor de labios, brotó convencida: “Así, lo mismo que los hombres”.


Fuente: http://listindiario.com.do/app/article.aspx?id=112398

martes, 8 de septiembre de 2009

3er Encuentro de Seibanos Ausentes en NY


El pasado domingo 6 de septiembre celebramos aquí en la ciudad de New York el 3er. Encuentro de Seibanos Ausentes. Sin lugar a dudas éste fue el más concurrido de todos hasta el momento.
Lo único que me preocupa es que originalmente la idea de estos encuentro fue el buscar soluciones y/o ideas conjuntas para ayudar a nuestro pueblo, pero esto solo ha quedado en la buena intención nada más.
Y es que parece ser que esa será la historia definitiva de El Seybo, un pueblo que "lo tiene todo", muy lindo, pero muy mal administrado y con ciudadanos que no lo hemos sabido defender ni lo hemos ayudado a desarrolar su potencial turistico y ecologico, etc. Y que hablar de los políticos y de la mala politica de los gobiernos de turno. Hemos tenido seibanos que han sido presidente, vice-presidente, en la actualidad por ejemplo, nunca antes nuestro pueblo había tenido tantos ciudadanos ocupando altos cargos en el gobierno, y esto hasta el momento no ha marcado ninguna gran diferencia para un mejor destino para El Seybo. Son muchos los ricos que han salido de nuestro pueblo y nunca han hecho nada por nadie, asi que con compueblanos como esos....
Pero también por otro lado, por qué los seibanos no despertamos de una buena vez y nos apoderamos nosotros mismos de la situación y nos ponemos a trabajar para salir del olvido cultural de todos los dominicanos y de todos los gobiernos .
Hoy por hoy El Seybo es una de las provincias que menos se conoce. Por qué no se promueve " El Mabi Seybano"? Por qué no se promueve más" El Dulce de Tula"? Por qué no se promueve los bocadillos de arroz y pina de Dona Germania Nolasco?
Tenemos que poner más de nuestra parte y motivar a los demás para buscar un nuevo rumbo para nuestro pueblo.

lunes, 7 de septiembre de 2009

El senador de El Seybo, las obras y el Presidente

Por: Orlando Gil

El viaje

El senador Roberto Rodríguez alquiló un minibús e invitó el sábado 18 a periodistas de diferentes medios de la Capital a un recorrido por el Este, en particular por El Seybo y sus alrededores. El propósito era que conocieran el estado de sus carreteras y caminos vecinales y de obras iniciadas pero que a pesar del tiempo no habían sido terminadas. La intención no era otra que dar a conocer la información a través de periódicos, radio y televisión. Ese cometido se llenó a cabalidad desde el día siguiente domingo y que no decir del lunes. Después se aparecieron los peregrinos con cruces que no alcanzaron a llegar al Palacio Nacional y los peregrinos en guaguas que pudieron entregar un documento. Hasta ahí todo bien, y el senador Rodríguez se regocijó de haber cumplido una tarea política de indudable valor en un tiempo cercano a elecciones congresuales y municipales. Sin tirar una piedra ni quemar una goma llamó la atención sobre su provincia. Además, hizo público su interés en repetir y de su buen posicionamiento. Cuando a manera de chiste se mencionó a Ricardo Jacobo, rió con ganas...

¿A quién?
Dice el refrán que la alegría no dura poco en la casa del pobre, pero parece que tampoco en la del rico. La siguiente semana el presidente Leonel Fernández se apareció por el Seybo en lo que se consideró una nueva forma de hacer gobierno: fue a supervisar las obras en construcción, de manera directa y personal, y comprobó el abandono y el descuido de que se habían hecho eco los periodistas que acompañaron al senador Roberto Rodríguez días atrás. Y como si fuera poco, hoy se celebra un consejo de gobierno ampliado en Hato Mayor. Esto es, que el Este está en la mira de la administración. Ahora bien ¿de quién es el mérito político, a quien se le acreditará? ¿Al legislador perredeísta que puso la situación delante de los ojos de los medios de prensa de la Capital o al presidente de la República que fue a cumplir promesas de campaña y gobierno? De entrada se piensa en el senador Rodríguez, pero hay que anotar que el mandatario se hizo acompañar del aspirante peledeísta Ricardo Jacobo. De atajar, atajar, debe ser para que enlace el suyo. Aunque será el electorado que dirá la última palabra...

La modalidad
Hablé con el senador Rodríguez sobre la feliz coincidencia (u ocurrencia), y aunque se le veía la complacencia a flor de piel, no se acreditó el mérito. Sí me dijo que ahora serán dos supervisores, pues él, al igual que el presidente Fernández, dará seguimiento a los trabajos, de manera que haya un verdadero cumplimiento. El hecho, sin embargo, no deja de tener importancia, y hasta trascendencia. Recuerda que en una de las campañas de José Francisco Peña Gómez a la presidencia de la República, éste se quejaba de que su oponente, el entonces gobernante y candidato Joaquín Balaguer, se aprovechaba de su condición y se le adelantaba iniciando o realizando las obras que ofrecía: lo dejaba sin caballo y sin montura. ¿Aplicará el mandatario ese librito y dejará sin discurso u oferta a la oposición? Dicen que las recaudaciones han bajado, pero cada vez que hay necesidad de recursos, estos aparecen. Incluso de manera cuantiosa. Entre esta semana y la anterior los millones hacen olas para iniciar o terminar obras prometidas o inconclusas. Si el jefe del Estado va a salir para la calle, como se afirma, no puede hacerlo con las manos vacías...


Fuente: http://listindiario.com.do/app/article.aspx?id=110440